El agente secreto 00741296372 entró en el Casino Poyale más chulo que un ocho (¿o deberíamos decir que un 008?). Se acercó a una de las mesas de juego y saludó al croupier (1).
–Buenos días.
–Buenas noches, señor...
–Bond, James Bond.
–Encantado. Yo soy Antón, Giga Antón.
–¿Puedo sentarme?
–Por supuesto, señor Bond.
Bond se sentó.
–¡Pero no encima de la mesa, burro, en una silla!
Bond empujó a una señora, tirándola al suelo, y se sentó en su silla. Se acercó un camarero y le preguntó qué quería beber. Bond respondió:
–JB con CocaCola.
–¿Agitado o mezclado?
–Rápido.
–¿Podemos comenzar el juego ya? –preguntó enfadado LeGoffre, el mayor ludópata de Bizkaia (sin contar a los de Leioa, por supuesto).
El croupier (2) repartió las cartas. Jugaron a las siete y media hasta las ocho y cuarto de la mañana. Bond desplumó a LeGoffre. Entró en el Casino la esposa de LeGoffre, furiosa, gritando:
–¡Canalla! ¡Sinvergüenza! ¡Te has gastado tu nómina, la mía y has vendido hasta las cucharas! ¡Ludópata! ¡Enfermo!
La señora LeGoffre sacó una Beretta de su bolso y disparó a LeGoffre. Bond terminó su cubata y se acercó a la viuda LeGoffre y le dijo:
–Nada me excita tanto como una mujer que mata a su marido.
–A mí me va más la lluvia dorada pero venga, vamos a mi casa antes de que me la embargue el banco.
Bond y la viuda LeGoffre follaron como animales toda la mañana y toda la tarde. Al caer la noche, agotados debido al sexo salvaje, se quedaron dormidos, no sin antes decirse:
–Buenas noches, James.
–Buenos días, Goldenpussy (3).
NOTAS:
(1)- ¿Se escribe así?
(2)- Ver nota 1.
(3)- Algo así como “Coñito dorado”, haciendo referencia a la mencionada práctica sexual que le mola a la señora LeGoffre: la lluvia dorada. Y aprovecho esta nota para decir que James Bond volverá en Otropussy (“Otro coñito”).
(Publicada en los números 17 y 19,5).
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