–Buenos días –dijo Sergio.
–Buenas noches, Sergio –dijo Imanol.
–El otro día me encontré con tu madre.
–¿Dónde?
–¡Dónde va a ser! En el burdel LAS GATITAS CALIENTES.
–¿Y qué hacías allí? ¿Buscar a tu padre?–No, pero estaba el tuyo.
En ese momento un platillo volante surcó el cielo, iluminándolo con una luz azul.
–¡Taxi! –gritó Imanol.
–Será OVNI –corrigió Sergio.
El platillo volante aminoró y aterrizó a escasos metros de los dos jóvenes de Leioa. Se abrió una de las puertas laterales del platillo. Imanol se acercó y entró en el platillo que, segundos después, se elevó y voló sobre La Avanzada.
–Buenas noches, Sergio –dijo Imanol.
–El otro día me encontré con tu madre.
–¿Dónde?
–¡Dónde va a ser! En el burdel LAS GATITAS CALIENTES.
–¿Y qué hacías allí? ¿Buscar a tu padre?–No, pero estaba el tuyo.
En ese momento un platillo volante surcó el cielo, iluminándolo con una luz azul.
–¡Taxi! –gritó Imanol.
–Será OVNI –corrigió Sergio.
El platillo volante aminoró y aterrizó a escasos metros de los dos jóvenes de Leioa. Se abrió una de las puertas laterales del platillo. Imanol se acercó y entró en el platillo que, segundos después, se elevó y voló sobre La Avanzada.
Sergio observaba cómo se alejaba cuando apareció otro platillo. Éste producía luz verde.
–¡Taxi! –gritó.
El platillo aterrizó y abrió una puerta. Sergio entró, se sentó en el sillón y le dijo al conductor:
–Siga ese OVNI –señalando la estela azul que dejaba.
El platillo despegó y siguió la estela del que llevaba a Imanol fuera de nuestro planeta.
Antes de llegar al planeta Lustrik el platillo que llevaba a Imanol frenó en seco. El taxista lustrikano que llevaba a Sergio estaba despistado fijándose en las tres tetas de Miss Marte, que era portada del último número de la revista Play-alien, y chocó con el primer platillo. Todos murieron: Sergio, Imanol y los taxistas lustrikanos.
En el Cielo les recibió San Pedro. Primero interrogó a los taxistas. Éstos dijeron que se habían pasado la vida jugando al mus y cagándose en todo, incluido San Pedro.
–Al infierno –dijo San Pedro–. ¿Y vosotros?
–Yo no sé ni lo que es el mus –dijo Sergio.
–Y hemos ido a misa todos los domingos –mintió Imanol.
–Y hemos cumplido los cinco mandamientos.
–¡Diez! –corrigió San Pedro.
–¡Veinte! –gritó Imanol.
–¡Órdago! –gritó Sergio.
(Publicada en los números 15 y 19,5).
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